Ya se ha dicho que entre los objetivos planteados por este portal de noticias, además de brindar información, es dejar abiertas sus páginas para que los lectores tuviesen un espacio a disposición, para expresar su visión, su mirada sobre el sector de la Economía Social y Solidaria.

El contador Gustavo Savas, consultor financiero, hizo llegar a esta redacción, un artículo de su autoría con consideraciones vigentes para el sector mutual desde su propia perspectiva.

El evento se desarrollaba en los términos usuales de panelistas con discursos acomodados al momento. Dirigentes de la organización internacional que habían venido a Argentina a visitar y conocer la realidad de mutualismo argentino, esbozan tibiamente su visión sobre la actividad local, bajo el prisma de realidades europeas totalmente diferentes. No obstante ello y a pesar de lo acomodaticia de la situación donde discursos con sabor a nada y la estética internacional que, mediante traductores, muchos se enteraban lo mal que la está pasando el mutualismo europeo y las enormes dificultades que afronta. Un auditorio ávido por nutrirse del mundo para mejorar la realidad local, escuchó un pieza oratoria de las mejores que se dieron cita. Rogerio Dallo, de la COLACOT, había advertido en mayo de 2017 en otro evento de carácter local, sobre los riesgos en épocas de neoliberalismo y las amenazas que el sistema impone para el sector.

El brasileño que camina todo el continente y con la inteligencia de un observador de la realidad social, económica y política de cada uno de los países que visita, y nutrido de los comentarios de los nativos, le dan una imagen clara, nítida y convincente de sus apreciaciones, semblanzas y opiniones. (Ver la nota http://prensaconopinion.com.ar/2018/03/27/entrevista-rogerio-dallo/

El significante es el término y la convocatoria a “la resistencia”, como el espacio político de no conceder los principios y valores que son lo primero que ataca el neoliberalismo.

A varios les suena lejano y hasta extraño, jamás cerca de sus vidas, la amenaza del liberalismo. A más de una persona, dirigente, profesionales, le encanta coquetear con un sentido de pertenencia a una nueva ideología que los transporta al primer mundo. Un raro inconsciente colectivo gestado desde los medios con su bagaje de diatribas, descalificaciones y creando un nuevo sentido lógico y sentido común. Les hace creer que han adquirido una membresía a la clase social que jamás se verá afectada por las políticas de ajuste, por los despidos, por el aumento de las tarifas, por mayores impuestos, por quita de beneficios y hasta por las represiones de las fuerzas de seguridad.

Ya en Mayo del año 1994, con un prestigioso grupo de docentes formados en la Fundación Konrad Adenauer, en el marco de un Seminario Internacional de Formación de Cuadros de la Economía Social, advertían de las amenazas y daban un detalle de las herramientas que administra el neoliberalismo para instalarse en cada uno de los países: a) Endeudamiento; b) Privatizaciones; c) Flexibilización laboral; d) Eliminación de las expresiones culturales propias: cine, teatro, literatura y la sustitución por productos foráneos, y e) el manejo de la opinión pública debe ser publicada, administrada y controlada por los medios hegemónicos concentrados. Los estados, sus habitantes y sus organizaciones deben ajustarse al modelo, con personeros locales que han ocupado todos los estratos del gobierno para hacer cumplir los preceptos que se pretenden implementar.

Curioso el origen del término “neoliberal”, que se acuña a partir del hecho político del asesinato de ex presidente Kennedy, en las calles de Dallas: tres tiros en la cabeza, a la vista de todo el mundo, de día y sin condena. Es el viejo “liberalismo” europeo pero en forma descarada, sin tapujos, sin vergüenza, sin pudor, sin principios, sin valores y sin límites.

El brasileño Dalló invitaba al titular del INAES a “la resistencia”, y un auditorio estupefacto de lo que escuchaba, veía como atrevida la propuesta del Secretario General de COLACOT.

Una situación heredada por el gobierno actual, no denunciada a tiempo, ha sido la ocasión ideal para un plan de implementación. Bajo el pretexto de un gradualismo con promesas de brotes verdes, se logró un endeudamiento impagable por varias generaciones. Una inflación sostenida en forma ex profesa, permitió aplicar una política monetaria de altas tasas de interés que alojó un flujo de ingresos de dólares con renta asegurada en valores que en ningún lado del mundo se obtienen. Pájaro que comió…voló, reza el dicho popular, ilustrando el momento que las aves vuelan después de satisfacer su apetito. Los inversores, los fondos y los que saben porque tienen información privilegiada volaron y el Fondo Monetario Internacional que desde el año 2016 estaba recabando información analítica y detallada en el país, ofreció sus gratos y accesibles servicios de ayuda. Las condiciones son las usuales y se pactan por adhesión. Los personeros ahora tienen que cumplir su parte: cumplir con el endeudamiento, listar los bienes que el país va a entregar en garantía: petróleo, tierras y otros recursos; y esquilmar todos los bolsillos de cada uno de los habitantes para trasladarlos vía presupuesto de recaudación para pagar los intereses.

Hoy el Gobierno exige que las mutuales pongan su parte en el proyecto que encara. Las asedia para que no existan más: les cierran las cuentas corrientes bancarias, les limita los servicios (caso de Anses), se las difama en los medios, les limita los beneficios y ahora se las grava con impuestos.

Los hechos esperados, pronosticados y hasta de manual, encuentran a un mutualismo preparado, organizado, ágil y con capacidad de reacción. El desafió es ¿resistirá?

Gustavo Savas (Analista Financiero)

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