Escribe Sergio Lorenzatti (*)

El Director de la Subsecretaría de Cooperativas y Mutuales de la Provincia de Córdoba, reflexiona  acerca de la necesidad de alianzas entre las entidades de la Economía Solidaria y el Estado, con énfasis en los gobiernos locales, como herramienta para el desarrollo social de las personas. El autor de este artículo también asegura que los fines de bienestar y progreso, son comunes tanto para el Estado como para las entidades.

Los tiempos que corren llevan a una conclusión que tiene que ver con trabajar de manera mancomunada y estratégica en cada una de las poblaciones. Nuestra provincia tiene 427 comunas y municipios. Son entidades políticas organizadas de manera autónoma, deciden su destino y la ciudadanía participa. Pero también existen entidades mutuales y cooperativas, dispersas en cada uno de los puntos del territorio de la provincia. En cada una de las localidades hay más de una entidad, o hay varias que actúan en otras poblaciones. Es decir, siempre hay presencia de una cooperativa o una mutual que trabaja en cada una de las comunidades.

El desarrollo local que se puede dar, a través de alianzas estratégicas con el estado municipal o comunal, para poder lograr el bienestar y mejorar la calidad de vida de los habitantes es un desafío que puede cumplirse.

Si la finalidad del Estado es el bien común y la finalidad de cada una de entidades es el bienestar de los socios, prácticamente el objetivo es el mismo. En las pequeñas comunidades la mayoría de los habitantes están asociados a alguna, sea por salud, por esparcimiento, por servicio público, asistencia crediticia, o por cualquier otra necesidad. Si el municipio encara una tarea de trabajo conjunto con esas entidades, es evidente que esa población tendrá mejor chance de un desarrollo local más sustentable.

Los desafíos por estos tiempos tienen que ver con ser inteligentes a la hora de desplegar una estrategia de amplia participación entre los sectores del Estado con la Economía Solidaria. Ésta tiene una gran ventaja: la territorialidad, porque actúa en el lugar donde está creada y los excedentes que pueda tener son volcados a la reinversión, para mejorar el servicio que tienen o para crear otros.  Si el Estado va apoyando con acompañamiento, con participación, con diseño de políticas, esa localidad tendrá una mejor oportunidad de progreso.

Y en el ámbito provincial nosotros vemos esto con mucha atención. Por eso es que el Ministerio de Industria recorre con todo su equipo la provincia, incluso con la participación de esta Subsecretaría, para llevar el acompañamiento, con capacitación, con asesoramiento, con participación. Hemos comprobado que los mejores proyectos surgen cuando se escucha al otro. Si el Estado se junta con las organizaciones de la Economía Social todo se puede lograr. Hay obras de infraestructura importante, agua, cloaca, gas, tendido de red eléctrica, que muchas veces están en manos de las entidades que en varios casos se logran llevar adelante con el apoyo del Estado provincial.

Entre los desafíos está el comprender que hay un mundo que evoluciona tecnológicamente de manera acelerada. Y esto significa una gran oportunidad para que lo podamos aplicar para el desarrollo, para prenda de unidad y para alianzas estratégicas.

En pequeñas poblaciones donde la inversión privada no abunda, porque no da ganancias, sus habitantes necesitan tener calidad de vida, acceso a la tecnología, a la salud, a la educación, a la posibilidad de un trabajo, igual que en cualquier pueblo o ciudad; todo esto lo puede brindar una entidad de la Economía Solidaria.

Sólo por citar un ejemplo, hay casos en que los Centros Comerciales buscan organizarse a través de la figura mutual, para luego poder obtener financiamiento para el desarrollo de un compre local. Esas entidades terminan siendo el puente, la vinculación con el ciudadano y el crecimiento comercial. Y ahí el Estado puede estar presente. Nuestro ministerio tiene programas para fortalecer y favorecer el desarrollo de las comunidades. En definitiva, se trata de buscar el bienestar de la sociedad.

Por todo esto, es que será muy positiva esa alianza estratégica con el Estado en cualquiera de sus niveles, municipal, provincial o nacional, por la que se vincule el beneficio común, que es la misma aspiración de las organizaciones asociativas. Y otro actor más a tener en cuenta: la alianza no sólo alcanza al Estado y a las entidades, también es necesaria la participación ciudadana, porque ellos son en definitiva, los consumidores de los bienes y servicios que se prestan, y son acreedores de derechos en esa función, por los que tenemos la obligación de velar.

(*) Director de la Subsecretaría de Cooperativas y Mutuales de la Provincia de Córdoba, dependiente del Ministerio de Industria y Comercio.

 

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