Miguel Olaviaga, del Grupo Gesta y Domingo Benso, del Grupo Devoto

Dos de las experiencias más efectivas del asociativismo argentino, se presentaron en el Seminario Internacional de Mutualismo, a través de Miguel Olaviaga del Grupo Gesta y Domingo Benso, del Grupo Devoto.

A ambos les tocó integrar el panel sobre el desarrollo local, el impacto en la sociedad y los proyectos de integración, el que fue acompañado por Antonio Correia de la Mutual Montepío de Portugal.

El primero en tomar la palabra fue Miguel Olaviaga, quien dedicó buena parte de su tiempo a trazar una línea histórica sobre el movimiento, para dejar clara la relación entre las organizaciones mutuales y cooperativas con los sectores de trabajadores, asociando a todas las formas de agrupamiento como parte de la Economía Social y Solidaria.

El dirigente villamariense, comenzó planteando la necesidad de una reconsideración de las instituciones tal como se las conoce en la actualidad, y, tomando el concepto de Rogério Dalló vertido en la mesa anterior, coincidió en que las entidades del sector, son la resistencia, lo que le dio pie para explicar los orígenes de su organización.

“Nosotros nacimos a la vida institucional en este campo como consecuencia de la represión de 1976. Provenimos del campo sindical donde siempre tuvimos posiciones combativas. Cuando desde el ‘76 nuestras seccionales eran disueltas, algunos terminaron perdiendo su trabajo, otros su libertad y otros su vida. En esos tiempos participábamos en nuestras organizaciones sociales, sindicales, reivindicando lo que reivindican todos los trabajadores. Lo hacíamos pensando que la revolución humanista, de igualdad, la teníamos en la esquina. Y como todo presente es deudor de voluntades del pasado, apareció un  dirigente ferroviario, Osvaldo Samuel, que nos traía el tema mutual, cooperativo, de economía social. Nosotros decíamos que eso era un remiendo del sistema. Entonces nos propuso acompañarnos en la búsqueda de esa revolución humanista, con la condición de que hasta que llegara ese momento, nos pongamos a trabajar en la economía social. Como en el camino esa revolución soñada no llegó, el proceso de la economía social nos ganó a nosotros hasta que reivindicamos esta herramienta para el campo de los trabajadores.   

“Si las primeras mutuales en Argentina en el siglo 19 eran de las colectividades, para sus comunidades de inmigrantes, con un gran aporte cultural pero sectarias, en el siglo 20 se advirtió que el mutualismo no estaba presente en las luchas de los movimientos sociales, de los trabajadores. Como diría un sociólogo, mientras el siglo 19 fue el de los derechos individuales, el 20 fue el de los colectivos y el 21 bien puede ser el de los derechos éticos.

“Nosotros creemos en la solidaridad planteada en términos de ética. Creemos que en este siglo debe darse el gran encuentro entre la economía social y la clase trabajadora y que en una ley de obras sociales, debe participar el movimiento mutual. No tenemos que ser testigos de los grandes cambios, sino protagonistas. Esto implica también hacernos cargo de los liderazgos éticos para estar a tono con la demanda de los tiempos que están por venir”.  

Teoría del conjunto.

A la exposición de Olaviaga, siguió la del representante del Grupo Devoto, Domingo Benso, quien apeló a la vivencia en su pequeño pueblo de San Justo, para mostrar también cómo a partir de una mutual, se fue generando una red de emprendimientos de economía local.

“En nuestro pueblo los habitantes iban envejeciendo y los jóvenes se iban porque no había fuentes de trabajo. Entonces el pueblo fue perdiendo ingenio y capacidad. Era una preocupación pensar algo para que la gente pudiera quedarse.

 “A través de la mutual, la Sociedad Cosmopolita y a través de su servicio de ahorro y  préstamo, se generaron recursos que fuimos destinando a la creación de una cooperativa de servicios públicos, que brinda agua, telefonía, internet, televisión, todas iniciativas que permitieron que el dinero quede en la población. Porque si no, vienen empresas, por lo general multinacionales, prestan esos servicios y se llevan la plata. Después hicimos una cooperativa de trabajo que atiende el único hotel que hay en el pueblo, que recupera plástico; creamos una cooperativa de producción que tiene más de 200 empleados que fabrica vasos para envasar  yogurt, dulce de leche, cremas. Como fue creciendo, hubo que hacer la propia empresa de transporte, luego la propia fábrica de dulce de leche; empezamos a hacer bandejas, botellas, es decir, fuimos creciendo como empresa productiva.

“Entonces con esto de juntarse, la Sociedad Cosmopolita también creció en servicios. Porque al de ahorro y préstamo, se agregaron los servicios de una academia de idiomas, guardería, deporte y recreación a través de una asociación civil que es un club. Incluimos a todos, también a personas con capacidades diferentes. Y a aquéllos que no puedan trabajar, les creamos una cooperativa para que generen actividades con ayuda de profesores y cuyo producto le va generando algunos recursos. Y para otros, aún más postergados, hemos hecho una fundación para atender algunos casos que no puedan estar en los otros emprendimientos.

“Nosotros utilizamos a  la economía solidaria como modo de vida, como modo de generar progreso. Hubo mucha gente que entendió que juntándonos, detrás de la Sociedad Cosmopolita que se utilizó como principal elemento, mezclamos el sistema mutualista con el sistema cooperativista”.

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