El doctor Miguel Rodríguez Villafañe, vuelve a aportar una de sus columnas a nuestros lectores. En este caso, abordando algunos modelos que explican la importancia del asociativismo, desde una perspectiva histórica; tratando de encontrar en los orígenes, las razones que dan sustento y credibilidad a las organizaciones surgidas de la autogestión colectiva.
Escribe Miguel Julio Rodríguez Villafañe (*)
La búsqueda de igualdad, equidad y solidaridad, en aras del bien común, desde una ayuda mutua responsable y lógicas democráticas, ha sido la lucha de cooperativas y mutuales. Los valores antes referidos son esenciales para ser repensados en un país que, en gran medida, dio dignidad y se abrazó a sí mismo desde la economía solidaria. Es más: la búsqueda y concreción de los objetivos tuvo, históricamente y en muchos casos, un carácter épico. A continuación, se presentan algunos botones de muestra sobre los orígenes épicos de diversas experiencias asociativas en Argentina.
Cooperativa Eléctrica de Punta Alta.
Baste recordar que en la localidad de Punta Alta (provincia de Buenos Aires) la prestación de la electricidad era monopólica y estaba a cargo de “la Ítalo”, que tenía un servicio malo y costoso. Un grupo de vecinos, en 1926, asumieron el desafío de darse el servicio básico de electricidad aportando cada uno lo que llevó al nacimiento de la primera cooperativa eléctrica del país.
La empresa Ítalo, como represalia, le cortó el servicio a Nicoliche, uno de los impulsores de la idea. Luego de la queja del pueblo, tuvo que reponerle la prestación. En 1927, la Cooperativa Eléctrica Punta Alta (CEPA) comenzó a brindar el servicio mientras cobraba la mitad de la tarifa que aplicaba la empresa extranjera, además, suprimió los pagos que se requerían extras por consumo mínimo y alquiler de medidor. La Ítalo, enterada de que los industriales panaderos apoyaban con fuerza la idea cooperativa, armó una panadería, en la que regalaban el pan para perjudicar económicamente a los panaderos.
Lo épico de la mentalidad comunitaria fue que las personas siguieron comprando el pan en las panaderías existentes y no retiraban el pan gratis que les ofrecía la Ítalo.
Cooperativa de Luz y Fuerza Eléctrica de Rojas.
Otro caso a rescatar, entre tantos, fue el de la Cooperativa de Luz y Fuerza Eléctrica de
Rojas (CLYFER), en provincia de Buenos Aires, creada en 1933, con la finalidad de abaratar y mejorar el precio que 2 pagaban los consumidores por la electricidad cara y deficiente, provista por la usina privada de la firma “Bertuletti y Cia”.
Desde un principio tuvieron que enfrentarse a los gobiernos de turno en lo provincial y en lo municipal, que pusieron diversas trabas al proyecto cooperativo. En octubre de 1939, atento a los inconvenientes planteados a la concreción de la idea cooperativa, el pueblo declaró una huelga de consumidores de luz, que duró seis meses. Los comercios cerraban cuando bajaba el sol y las familias usaban velas y kerosene, y solicitaron a la empresa eléctrica que les retiraran los medidores. Hubo luego un paro general de actividades en la ciudad por 14 días. En septiembre de 1940, luego de la intensa lucha librada por la comunidad, se dictó el decreto que otorgaba a la cooperativa el permiso para prestar el servicio eléctrico.
Mutual Carlos Mugica. Radio La Ranchada.
En el año 1987 nació la Mutual Carlos Mugica, con el objetivo de desarrollar estrategias de intervención en forma directa en torno a la formación y el fortalecimiento de organizaciones de base de villas y barrios carenciados de la ciudad de Córdoba, favoreciendo el desarrollo comunitario.
En 1989 se fundó la “Radio Comunitaria La Ranchada”, actual FM 103.9, con el fin de dar voz a los que no la tenían. La ley de radiodifusión del proceso militar lo impedía, ya que determinaba en el artículo 45 que las entidades sin fines de lucro no podían ser titulares de licencias. Entonces comenzó una pelea jurídica -que tuve el privilegio de acompañar como abogado- para que no se le exigiera perder identidad y poder compartir el pan de la palabra y la información. Así, se logró que la Corte Suprema de Justicia de la Nación declarara la inconstitucionalidad de la ley. Recientemente, luego de 30 años en el aire, se le ha otorgado la licencia.
El mártir cooperador: Beato Wenceslao Pedernera.
En la búsqueda de los nobles objetivos cooperativos también hubo mártires. Tal es el caso de Wenceslao Pedernera, que en La Rioja se dedicó incansablemente en elevar las condiciones de dignidad de los trabajadores rurales, fomentando la organización de 3 cooperativas. Bajo la orientación del Monseñor Enrique Angelelli, trabajó para conformar diversos tipos de cooperativas, con la idea de que no se puede luchar solo contra la adversidad. Todos esos fines afectaban seriamente, entre otras cosas, los intereses de quienes monopolizaban la comercialización de los productos regionales, estableciendo arbitrariamente los precios de tejidos, aceitunas, uvas y vinos.
Sobre una ética basada en la honestidad, la responsabilidad social y el altruismo, se constituyó la coordinadora de cooperativas, con el objeto de potenciar la lucha colectiva. La caridad y justicia del accionar de Wenceslao motivó que fuera perseguido y acribillado a balazos el 25 de julio de 1976, en la localidad de Sañogasta. El Papa Francisco lo nombró “beato” por la vocación inclaudicable de llevar adelante valores superadores hasta el martirio. Lo hizo junto al obispo Angelelli y los sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias, que también fueron beatificados en este año 2019 por sus posturas y trabajo por el bien común.
(*) Constitucionalista. Abogado de cooperativas y mutuales. Columnista de opinión.