Seguramente detrás de cada una de las 28 millones de personas asociadas a una organización mutual o cooperativa, habrá una o varias historias que pasan inadvertidas o anónimas. Y son esos mismos asociados los que dan razón de ser a las entidades, los que justifican su existencia y nutren a las mismas con su participación.
A veces se tiene la posibilidad de descubrir algunas de esas historias personales, experiencias de vida que permiten ser compartidas.
Es el caso de una asociada a la Mutual del Docente de Córdoba, que podría pasar como una más del centenario padrón, si no fuese porque se convirtió en noticia cuando ganó múltiples premios en la práctica de la natación. Elena Placci está punto de cumplir 84 años; y desde hace 20, después de jubilarse como docente de nivel medio, se decidió a ejercer la disciplina y competir en torneos nacionales, sudamericanos y mundiales.
Sólo en lo que va de este año, a nivel internacional, en el Campeonato Europeo de Masters disputado en Torino, obtuvo cinco primeros puestos en distintas categorías; y en el Mundial de Gwangju, en Corea del Sur, alcanzó dos quintos puestos. Todo esto a pesar de haber sufrido una luxación el año pasado, que todavía le deja algunas secuelas con incidencia en el rendimiento.
Recién llegada de otra participación en Parque General Roca, en Buenos Aires, lo que significó el 102° torneo de su vida, o mejor dicho de sus últimos veinte años, relató brevemente cómo hace para ejercer la natación como deporte de competencia: “Sabía nadar, pero a partir de los 64 años empecé a aprender con un entrenador, puliendo los estilos. Desde ese momento aprendí cómo introducir las manos en el agua, cómo respirar, cómo patalear, es decir, corregir todo lo que yo nunca había hecho en mi vida. A los cuatro meses ya quedé incorporada al grupo de masters. En este mes de julio, hice cinco pruebas en Torino, Italia: 50 y 100 metros de espalda, más 100, 200 y 400 metros libres.
“Uno de los aspectos más provechosos de esta actividad, es la relación con gente de todo el mundo; con muchas de ellas he trabado grandes amistades, con quienes me comunico permanentemente. Habiendo estado en Nueva Zelanda, Australia, Canadá, Hungría, Italia, Corea, y tantos otros lugares, pude hacer muchos vínculos, algunos de ellos estrechos.
“En cuanto a los torneos en sí, creo que se trata de animarse. Cuando me jubilé como docente, después de haber visto a mis hijas encaminadas en la vida, luego de haber acompañado a mi madre, entendí que algo tenía que hacer para mantener la vitalidad. Y eso lo encontré en la natación, en la competencia que me genera adrenalina.
“Y también hay requisitos que debo cumplir, como renovar todos los años la condición de nadadora federada, con la revisión médica necesaria, y organizar mi propia agenda de competición desde un año antes. En este momento, estoy entrenando dos días por semana, haciendo entre 1.500 y 1.600 metros en cada jornada, con estilos combinados y disociados.
“Creo que siempre uno tiene que estar activo, porque ayuda en lo físico y en lo emocional. Eso sí, cuando no estoy de viaje, trato de no perderme el ciclo de cine de la Mutual del Docente, no sólo porque me gusta el cine, sino porque me encanta participar de los debates que se hacen después de las películas”.
