Aunque hoy parezca extraño, hubo un tiempo en que desde el Estado se alentaba el asociativismo para paliar necesidades del conjunto. La Mutual del Docente, que en este día está cumpliendo sus cien años, se remite precisamente a una iniciativa impulsada y creada desde un organismo público.

La Córdoba de 1919 parecía ajena y distante a los funestos sucesos de la Semana Trágica en enero de ese año, y la sociedad pretendía todavía mantener frescas las imágenes de la Reforma Universitaria del año anterior, y, aunque más lejos, hablar de las consecuencias de la Primera Guerra Mundial. Mientras el mundo iba sepultando los tiempos de la Belle Époque, en la ciudad seguía respirándose un aire de aldea que impregnaba todas las esferas de su comunidad. Desde la perspectiva histórica cuesta entender la motivación absolutamente vocacional de quienes se dedicaban en ese tiempo a la tarea de la enseñanza. El oficio de los maestros parecía más un acto de sentimiento que un trabajo. Fue una rareza que el Gobierno Provincial anunciara el 8 de septiembre de ese año, que los docentes cobrarían su sueldo del mes de agosto, el inmediato anterior. Eso sí, quedaba una deuda desde diciembre del periodo anterior que ya se vería cuándo se pagaría. Podían pasar meses y meses para que el inmenso servicio prestado por los educadores, fuese retribuido con la paga correspondiente. Así, ¿cómo harían para enfrentar sus necesidades básicas?

El Gobernador Rafael Nuñez apuntó en su gestión el tema educativo como uno de los asuntos postergados por resolver. Como parte de su equipo, el ingeniero alemán Augusto Schmiédecke asumió la presidencia del Consejo de Educación de la Provincia. Desde ese lugar de funcionario, redactó el proyecto de creación de un Seguro de Vida para Maestros. Se trataba de un sistema de aportes voluntarios para que al momento de producirse el fallecimiento de un docente, sus familiares designados pudiesen cobrar de manera inmediata un monto de dinero para solventar gastos de un honroso sepelio. El seguro se enmarcaría desde la creación de una entidad, la Asociación del Seguro de Vida para Maestros, dependiente del Consejo de Educación. En una primera etapa, la adhesión fue voluntaria y se inscribieron en ese momento 318 educadores. El sistema comenzó a  funcionar el 1 de noviembre de 1919, y se toma esa fecha como el inicio de un emprendimiento que desembocó varia décadas después en la Asociación Mutualista del Docente de Córdoba.

En un rápido repaso, se puede mencionar que la entidad alcanzó su autonomía en 1936, cuando obtuvo su personería jurídica, y salió del ámbito del Consejo. Con el transcurrir del tiempo, la masa de asociados fue creciendo hasta alcanzar decenas de miles, y la institución respondió con la incorporación de más servicios.

La actual sede de calle Independencia comenzó a funcionar en 1962, aunque se trataba de una vieja casona que en 1978 debió ser demolida para erigir un nuevo espacio, con más amplitud y funcionalidad, acorde a las demandas de los asociados, que fue inaugurado en 1981.

La expansión en las prestaciones ya había comenzado tiempo antes. En 1955 se creó una Caja de Préstamos, para asistir económicamente a los asociados. Y luego se fueron sumando los planes de salud; los panteones en Córdoba y Cruz del Eje; el servicio de turismo que tuvo como desenlace la compra de la Hostería Vienesa en La Granja, hoy convertido en un complejo turístico; la biblioteca; los planes de viviendas; la proveeduría propia, y la capacitación docente. La territorialidad se convirtió en una necesidad imperiosa para llevar los servicios a la gran cantidad de docentes que se asentaban en el interior. Esto derivó en la creación de filiales: Río cuarto; Bell Ville; San Francisco; Cruz del Eje; Villa María; Villa Dolores; Huinca Renancó, y Deán Funes.

Uno no puede imaginarse cuántos detalles y anécdotas habrán pasado los distintos Consejos Directivos para impulsar, sostener y hacer crecer a la institución en las últimas diez décadas, atravesadas por tiempos calmos y de convulsión, que se alternaron cíclicamente en la historia.

Con todo, la mutual de los docentes, la que nació desde la iniciativa estatal por el sentido de la ayuda mutua, llegó a cumplir su centenario. Y aun en coyunturas externas poco amables, acumuló la vitalidad necesaria para aspirar a varios siglos más.

Celebración y actos.

En la jornada de hoy, la Asociación Mutual recordará la fecha de su alumbramiento, con una serie de sorteos especiales para sus más de quince mil asociados. En la sede central, se podrá participar por valiosos premios, entre los que se cuentan una motocicleta, un Smart TV, dos noches en el Complejo de La Granja, y otros premios más.

El acto central por los cien años, se concretará el próximo martes 5, con un acto protocolar en el auditorio de la Universidad Católica de Córdoba

ESCRIBANOS UNA RESPUESTA

Por favor escriba su comentario
Por favor ingrese su nombre acá