Este 7 de abril, se conmemora el Día Mundial de la Salud, fecha que alude al nacimiento de la Organización Mundial de la Salud, en 1948, y a instancias de las Naciones Unidas, creada en 1945. Este año, cobra fundamental importancia, para que entre todos hagamos un llamamiento a la población, para mantenernos en nuestras casas, y evitar la propagación del coronavirus, que tanto está afectando al mundo. Por eso, en tiempos del Covid-19, es importante recordar ¿Qué es la salud?

El objetivo de la OMS, es “alcanzar para todos los pueblos el máximo grado de salud, definida en su constitución como un estado de completo de bienestar físico, mental y social, alcanzando la Cobertura Universal para todas las personas en cualquier lugar”.

Ese estado de salud de los individuos o de las poblaciones están condicionados por los denominados determinantes de la salud, que son factores tanto ambientales, personales, como sociales. Estos últimos, son las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, incluido su sistema de salud. A su vez, este sistema es el resultado de la distribución del dinero, el poder y los recursos en todos los niveles y, en definitiva, explican la mayor parte de las inequidades sanitarias. 

Por eso hoy no podemos dejar de mencionar lo que sucede en relación al Coronavirus (COVID-19), decretado como pandemia, por el Director General de la OMS, Tedros Adhanom, tras extenderse este virus en el mundo de manera simultánea, llamando a los gobiernos a tomar medidas urgentes y agresivas para combatir el brote. 

A partir del 20 de marzo, en Argentina, y atendiendo a lo acontecido en otros países, se decretó el Aislamiento Social Obligatorio, entendiendo que el mejor método de prevención es el aislamiento para disminuir los factores de riesgo y contagio, y evitar así, que ante la necesidad del diagnóstico, tratamiento y, fundamentalmente, las internaciones masivas, colapse la capacidad de nuestro sistema sanitario.

Es importante destacar, que un sistema de salud es la suma de todas las organizaciones, instituciones y recursos, cuyo objetivo principal consiste en mejorar la salud. En el mundo desarrollado existen distintos modelos de sistemas, con diferentes formas de organización, financiamiento y recursos económicos y humanos; que así y todo, demuestran su complejidad y, en muchos casos, su ineficiencia ante situaciones como las manifiestas por esta pandemia. Por ello, más allá de las medidas preventivas, para aquellas personas contagiadas, las características de su sistema de salud adquieren especial importancia.

En nuestro país, fuimos construyendo un sistema muy complejo, ya que en un territorio federal conviven un sistema por cada provincia, más Capital Federal, además de los subsectores públicos, de la seguridad social y privado. Esta situación produjo una fragmentación y segmentación que genera ineficiencia operativa y financiera, con muchos indicadores epidemiológicos o sanitarios por mejorar, además de producir desequilibrios en la disponibilidad de sus recursos humanos de hombres y mujeres de la salud, como así también, en su distribución territorial y especialidades. En términos generales, poseemos sistemas medicalizados, verticalizados y “hospitalo-céntricos”, siendo muchas veces incapaces de atender las necesidades reales de la población.

Por esta realidad del sistema de salud en nuestro país y su fragilidad para enfrentar situaciones de crisis como la del COVID-19, es que luego que pase todo esto y esperando el menor daño posible, deberemos propiciar las condiciones para una discusión abierta y con equilibrio de intereses, para comenzar a crear un nuevo sistema, donde a partir de los subsectores de la salud pública, la seguridad social y la privada- con la Economía Social y Solidaria como parte de ella-, construyamos un nuevo modelo sanitario integral. Esto podría ser motorizado a partir de una revalorización, quizás coyuntural, por parte de la sociedad respecto de la importancia de la salud, como así también, la visualización del Estado como rector de su organización y acceso. Para lograrlo será necesario, generar la discusión política en este sentido, lo cuál requerirá decisión, planificación estratégica, proceso de discusión democrática y capacidad de liderazgos.

En este sentido, pero con una mirada global, hace poco leía una nota del escritor israelí, Yuval Noah Harari, donde manifestaba: “en los últimos años políticos, xenófobos y aislacionistas han socavado de manera deliberada la cooperación internacional y la idea misma de la solidaridad global”. También expresaba que “la falta de solidaridad global y de liderazgo representa un peligro inmenso para la humanidad”.

A nivel mundial es un tema muy importante de la política internacional que se deberá resolver para la construcción de un mundo mejor pero, volviendo a nuestro país, me pregunto: ¿se darán las condiciones políticas e institucionales para entrar en este proceso tan importante de redefinición estructural?

Es allí, donde creo que las grandes reformas difícilmente lleguen solamente de la política tradicional y de las estructuras administrativas públicas nacionales, provinciales o municipales; sólo se producirán si es impulsado desde las instituciones verdaderamente comprometidas con los cambios y con liderazgos de una nueva dirigencia capacitada y dispuesta a liderar los procesos necesarios para la construcción de un nuevo sistema más justo, equitativo y solidario de salud. 

Juan Pivetta – Presidente FAMSA

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