El tratamiento paliativo para la atrofia muscular espinal cuesta 700 mil dólares, sólo en el primer año de aplicación.

La situación de los sistemas de salud –pública y privada- viene arrastrando problemas crónicos que ponen al borde del colapso la cobertura sanitaria de la población.

Medicamentos y tratamientos de alto costo, ubican a las instituciones prestadoras en un nudo gordiano que tendrá que resolverse considerando el cuidado y la preservación de la vida, y la posibilidad de enfrentar el valor monetario de esa demanda. La razón del alto costo en la atención de algunas patologías no es una sola; son múltiples los factores que condicionan la accesibilidad al medicamento y tratamiento, la mayoría de ellos surgidos desde la concentración de riqueza, el entramado de poder y condicionamientos. Explorar la trazabilidad de los costos de salud es entrar a un terreno pantanoso; casi todos lo ven, pero nadie lo puede dragar.

Y todo esto, independiente de la coyuntura actual de la pandemia por coronavirus.

El servicio de salud prestado por mutuales es tan antiguo como el sistema mismo. Hoy da cobertura a más de 1,2 millones de personas. Por sus orígenes, por su naturaleza jurídica y social, por su condición asociativa de no perseguir fines de lucro, es probable que sean el subsistema que más riesgo corre en su pervivencia.

La Federación Argentina de Mutuales de Salud (FAMSA) toma el escenario como un desafío que hay que enfrentar para hacer que el servicio sea sostenible. Con esta premisa, la entidad de segundo grado encargó a la Universidad Isalud –fundada por el actual Ministro de Salud Ginés González García- un estudio de antecedentes  y análisis de factibilidad, para el desarrollo y consolidación de un Fondo Especial destinado a la cobertura y financiamiento de enfermedades de alto costo y baja incidencia, o para patologías de alta complejidad y alto costo. Del trabajo se hicieron cargo los médicos sanitaristas Mario Glanc y Sergio Del Prete.

Los resultados del estudio fueron presentados días atrás a través de una teleconferencia, de la que participaron mutuales de salud y profesionales médicos. La conclusión a la que arribaron los doctores Glanc y Del Prete, es que surge como propuesta la creación de un Fondo fiduciario para cobertura, financiamiento y gestión de Enfermedades de Alto Costo (FOCEAC).

La creación de un fondo mutual para estos fines, fue bien recibida por FAMSA. Su presidente, Juan Pivetta, lo explicó de esta forma: “El pedido de una propuesta a los especialistas, fue la necesidad de crear una herramienta que permita financiar el alto costo y hacer sustentable el servicio de las organizaciones. La recomendación se sintetiza en el armado de un fideicomiso voluntario, es decir, un fondo al que aporten mutuales de salud, para dar no sólo financiamiento sino también efectividad en los tratamientos. De ahora en más, empieza una etapa de análisis puertas adentro en cada entidad para constituir ese fondo, y que pueda estar disponible para las y los asociados de todas las mutuales que formen parte de ese fondo”.

Pivetta asegura que la prestación pública, la de obras sociales, la de empresas de medicina prepaga y las del sector del asociativismo, está en serio riesgo si no se replantea el sistema de manera integral. Este paso dado por el sector en busca de una solución ofrece dos perspectivas para el dirigente: “Esta tarea nos permite por un lado, poner en evidencia y hacer pública la problemática de la situación de la salud argentina, y por otro, aportar desde el sector mutual una propuesta, que bien podría ser apropiada para universalizar y garantizar la cobertura en todas las demandas sanitarias de la población”.

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