Las entidades que prestan servicios sanitarios, agrupadas en FAMSA, están atravesando una doble situación límite. Por un lado, una delicada situación financiera, y ahora agravada por el escenario de alto número de contagios por COVID.

El titular de la Federación Argentina de Mutuales de Salud, Juan Pivetta, alertó sobre la sobrecarga en la demanda de camas críticas, afirmando que “En lugares como el AMBA está muy complicado. Hay prestadores y financiadores que están entre el 95 y el 100% de camas críticas ocupadas, a punto de colapsar. Se había vuelto a cierta normalidad en la atención, y eso provocó entonces que haya camas ocupadas por otras patologías; incluso hay problemas de derivación. Estamos con temor por una real posibilidad de colapso en CABA y AMBA”.

La visión de Pivetta va en consonancia con la advertencia que vienen haciendo otros actores de la salud en Argentina, incluso los del sector privado con fines de lucro, ante una probable saturación en las unidades de atención.

Si la pandemia está dejando sobre la superficie el debate recurrente sobre el sistema integral de salud, el presidente de FAMSA vuelve sobre un tema que la dirigencia del mutualismo prestador del servicio viene planteando desde hace años: “La pandemia y la cuarentena han desnudado muchas cuestiones que se venían hablando desde hace mucho tiempo, que tiene que ver con las ineficiencias en la utilización de recursos del sistema, de su organización y de la poca integración. No se trata de más recursos, sino en ver cómo se pueden gastar mejor lo que hay para evitar la injusticia distributiva”.

Pensar en el después

La inquietud del subsistema mutual no es ajena a la de otros efectores de la sanidad en el país. En este sentido, el dirigente se plantea qué va a quedar después de esta calamidad, cuando el proceso de vacunación masiva empiece a dar cierta normalidad en la vida de la comunidad. Al respecto sostiene: “La coyuntura de hoy es comprar vacunas, distribuirlas y colocarlas. Pero habrá un día posterior en donde habrá que ver cómo queda el sistema de salud, cuáles son las nuevas patologías. Todo lo que tenga que ver con enfermedades mentales va a dar un salto exponencial en la demanda de recursos. Esto ya se está manifestando en algunos comportamientos individuales y colectivos. Serán cuestiones fundamentales que hay que abordar desde ahora”.

Y alerta sobre otro escenario posible de inequidad desde una posición dominante del mercado: “Este tema lo están viendo algunos actores que hacen negocios. Hoy hacen negocio con las vacunas, y en otro momento harán negocio con todos los tratamientos terapéuticos que tengan que ver con las consecuencias de la pandemia”.

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