Escribe Domingo Benso (*)

La inflación es un problema endémico en nuestro país. Hace 70 años que tenemos altos índices de esta, excepto el intervalo del 1 a 1 en la época de Cavallo y Menem que se logró parar pero a un altísimo costo: fue como poner una tapa en una olla hirviendo. La costumbre de esto hace que se produzca casi automáticamente.

Hay muchos motivos de la macro que la van generando: si nosotros tenemos un país donde la producción cada vez se va achicando más -mucho más después de los cuatro años de Macri- y cuando hay un poco de demanda y consumo, la actitud del comerciante y fabricante es aumentar los precios para recuperar con velocidad las pérdidas del tiempo que trabajó casi al costo, es muy difícil.

En el caso de alimentos y bebidas particularmente, ahí la producción está muy concentrada, y la demanda es permanente porque no dejamos de comer. Los precios van aumentando con el resto de los productos; nosotros lo vivimos cotidianamente. En el Grupo Cooperativo y Mutual Devoto fabricamos envases, dulce de leche, botellas, bolsas y sabemos que los costos suben. Al haber inflación, eso se traslada a los servicios, nos aumenta el precio de agua potable, energía, telefonía; eso pasa mucho en el interior del país y arrastra a las distintas producciones; he ahí una rueda de difícil detención.

El Gobierno Nacional hace un gran esfuerzo para detener la inflación, congela servicios, controla y fiscaliza aumentos, va tomando determinaciones como el acotado incremento de sueldos de empleados públicos, pero se va perjudicando a sectores que en algún momento necesitan recuperar los precios. Así, se configura un motor donde la rueda se vuelve a acelerar.

Hoy tenemos un gobierno que piensa en las economías regionales, que piensa en la economía popular, al que le vino la pandemia y no ha podido solucionar este tema a pesar de todos los esfuerzos que se hacen. Ciertamente se lo ha castigado por emitir menos y reducir el gasto porque de algún modo comprendió que el dinero que daba con una mano se lo quitaba con la otra, porque esa emisión calienta el dólar, presiona sobre los precios y genera inflación.

Ahora con el nuevo gabinete se ha resuelto ampliar el gasto y dar un conjunto de beneficios que no sabemos qué nos van a deparar en materia inflacionaria.

La experiencia de la Tienda Devoto

El día 9 de julio abrimos nuestra proveeduría del Grupo Cooperativo y Mutual Devoto, y hoy hacemos un balance más que positivo, a 2 meses y medio de aquel día. Creímos en el éxito de las ventas por la novedad, y la oferta. Abrimos un espacio cubierto de 2.000 metros cuadrados en un lugar donde sólo había dos supermercados privados (chicos) con precios altos.

Son muchos los que iban a comprar a San Francisco, y ahora están viniendo a nuestra tienda. Hoy nuestra expectativa de venta está siendo superada en un 35%, con mantenimiento del nivel y buenas perspectivas.

El modelo es participativo: nuestros asociados no sólo van a comprar porque nos valoran, sino que nos traen sugerencias de qué artículos agregar y qué productos necesitan. Además, le hemos dado la posibilidad a todos los productores del pueblo (verduras, dulces y tortas, chacinados) de vender en nuestra proveeduría. Siempre cuidando los controles bromatológicos y de higiene, y los permisos correspondientes, pero permitiéndoles ingresar. Sólo retenemos el 5 por ciento del valor de venta por administración; y en algún caso, les compramos directamente nosotros arreglando algún precio.

Aporte de mutuales y cooperativas

Creo que el mutualismo y el cooperativismo es mucho lo que pueden aportar en este asunto. Nosotros cuando brindamos servicio de proveeduría no pagamos el último tramo del Impuesto al Valor Agregado (IVA), ni Ingresos Brutos provinciales y municipales; por lo tanto, sí o sí tenemos que vender más barato. El sector mutualista tiene que abrir proveedurías para ayudar a sus asociados a mejorar sus precios. Lo mismo el sector cooperativo que no paga Impuesto a las Ganancias.

Entre todos, tenemos que articular el sistema, para que en cada pueblo y barrio de las ciudades haya proveedurías, este es un gran beneficio: hay entre un 11 y 12% de diferencia entre un bien vendido por una proveeduría a un particular, y puede ser mucho mayor cuando esto está concentrado en espacios de venta amplios.

Tenemos menores excedentes, porque estamos dispuestos a ganar menos, con una administración económica más barata y con beneficios impositivos, es decir que nuestros precios deberían ser significativamente menores. Y esto lo tengo comprobado porque lo estamos demostrando en Devoto, Córdoba. En cada pueblo se están abriendo nuevas proveedurías.

A mi me parece importante que todas estas proveedurías puedan ser abastecidas por la Cooperativa Obrera, la experiencia de comercialización masiva del cooperativismo más grande del país. Que podamos avanzar a organizarnos con compras conjuntas de modo que no sea el flete un  gran incidente en nuestros precios, entonces, todas estas compras que podemos hacer cooperativas y mutuales, más la necesidad de ir quitando los intermediarios, más nuestra asociación, para la que necesitamos ayuda del Estado – INAES y Desarrollo Productivo lo están haciendo con sus mesas de trabajo-, debe garantizar un sistema que lleve la producción de la fábrica a las proveedurías.

En esto se está trabajando y hay que poder intensificarlo: si el que fabrica -cooperativa, mutual o particular- logra tener un sistema de distribución directa va a mejorar los precios, si a eso le sumamos los productos regionales: la fruta desde el sur o los vinos de Mendoza, y a su vez nosotros mandamos desde acá leche, manteca de Córdoba, y los camiones van y vienen llevando todo, de esa manera optimizamos la distribución y así obtenemos productos de primera calidad a buenos precios.

(*) Gerente Grupo Cooperativo y Mutual Devoto

 

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