Escribe Alberto Chichilnitzky (*)

En esta oportunidad quiero comentarles algunos datos de la economía nacional e internacional que me parecen importantes a la hora de fijar la estrategia comercial de las entidades mutualistas para el corriente año.

Como reza el dicho popular: “te cuento una buena y otra mala”. Así que vamos a empezar por las buenas noticias. Recientemente el INDEC publicó el Informe Técnico de Evolución de la Industria Manufacturera donde se puede apreciar el fuerte crecimiento que tuvo la industria durante 2021.

En efecto, en diciembre de 2021 el Índice de producción industrial manufacturero (IPI manufacturero) muestra una suba de 10,1% respecto a igual mes de 2020; en tanto que el acumulado enero-diciembre de 2021 presenta un incremento de 15,8% respecto a igual período de 2020. Así las cosas y en un escenario muy positivo para la industria, todavía no hemos recuperado el nivel de octubre de 2017. Esto se puede observar con claridad en el siguiente gráfico:

Estos valores hablan por sí solos, pero también hay que destacar que luego de un período muy prolongado, las 16 divisiones que conforman la industria manufacturera han tenido crecimientos muy significativo en algunos casos y otros menor, pero también con valores positivos, situación que se puede observar con claridad en el siguiente cuadro:

Asimismo se verifica un crecimiento continuo en lo que hace a la utilización de la capacidad instalada en todos los sectores. Todo este panorama es muy auspicioso para las mutuales, especialmente las del interior de nuestro país, dado que tienen una fuerte inserción territorial y muchas de ellas asisten crediticiamente a las empresas, algunas de las cuales no son “sujeto de crédito” para el sistema financiero.

Hasta aquí las buenas noticias, pasemos entonces a las que no lo son. Según un estudio realizado por los equipos técnicos de la Universidad Metropolitana de los Trabajadores (UMET) hace aproximadamente unos tres años, la Argentina (a la fecha del estudio), en los últimos 100 años tenía una inflación promedio del 20 % anual. Es realmente un mal endémico.

Ahora bien, más allá de la dinámica de la formación de precios en nuestro país, lo cierto es que en el mundo también se experimentó un fuerte crecimiento tanto de los valores del índice de precios al consumidor como de los precios industriales. El Banco Mundial en su página https://www.bancomundial.org/es/home publica datos permanentemente actualizados de estos valores.

Repasando el cierre de 2021 encontramos valores realmente sorprendentes para varios países del primer mundo que habían dejado atrás el flagelo de la inflación desde hace ya largo tiempo. Como ejemplos podemos citar a Alemania cuyo índice de precios industriales subió la friolera de un 23,6 %, Francia con un 17,7 % y Estados Unidos con un 9,8 % valor que se trasladó a los consumidores dejando la inflación de precios al consumidor en un valor ligeramente superior al 7 %, el mayor valor en 40 años.

La pregunta del millón es ¿Cómo fue que sucedió esto? La respuesta es que el crecimiento que se viene experimentando desde mediados del año pasado unido a la merma en la circulación de mercancías a nivel mundial por la pandemia, provocó que hubiera menor oferta de bienes transables lo que explica aumento de precios de los insumos industriales y también de los productos primarios y otros bienes.

La Argentina no escapó a este fenómeno y el impacto de la demanda de los productos primarios a nivel mundial también repercutió entre nosotros y agravó nuestro mal endémico de la inflación llevándola a niveles del 50 % interanual. Así las cosas, tenemos por un lado que hemos recuperado los niveles prepandemia en lo que hace a la producción industrial y por el otro que la inflación se mantiene en niveles elevados.

Sin embargo, un panorama de crecimiento sostenido es una muy buena noticia para el sector. Sabido es que las MIPyME que son asistidas por las Entidades de la Economía Social y Solidaria (EESS) conforman la cadena de valor de los grandes grupos empresariales de nuestro país y, como lógica consecuencia de este crecimiento, aumentará con seguridad la demanda de crédito para las MIPyME.

Un mayor nivel de producción seguramente generará un descenso en el índice de desempleo, mayores ingresos para la población asalariada que, más allá de percibir un mayor salario, presentan un muy alto nivel de postergación de sus consumos, con lo cual cubrirán sus necesidades de fondos recurriendo mayormente a las EESS.

Este es el escenario actual, donde vemos un crecimiento del Producto Interno Bruto por un lado y  lucha contra la inflación por el otro. Estos son los temas que consideramos que los Consejos Directivos tienen que tomar muy en cuenta para su accionar comercial en este año, especialmente apoyando a los sectores productivos y las personas humanas para financiar proyectos productivos y financiar el consumo de las personas humanas.

Como siempre sostenemos en esta columna, ante un escenario expansivo es recomendable analizar cómo se están ejecutando los procesos en las EESS para determinar hasta qué punto un nivel de crecimiento sostenido (evento de impacto externo) puede ser absorbido o no dentro de las entidades (evento de impacto interno).

(*) Docente en la Diplomatura en Administración Financiera para Mutuales. Capacitador, auditor, asesor de entidades financieras y miembro de la Comisión Técnica de Financiamiento del INAES.

 

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