El complejo entramado de la producción y comercialización de alimentos, puede encontrar en las organizaciones de la Economía Social y Solidaria, una vía virtuosa para que, al final de la cadena, los consumidores accedan a una canasta con precios más amortiguados que los fijados por las grandes corporaciones.

Muchas son las iniciativas que se están ejecutando sobre elaboración de alimentos y puntos de venta formales, a partir de desarrollos de mutuales y cooperativas cuyos resultados superan a lo esperado.

Lo que se presenta como emprendimiento o nuevo servicio, se está expandiendo rápidamente en el territorio, cuando entidades asociativas vienen realizando experiencias exitosas. Desde proveedurías mutuales a grandes superficies comerciales, y desde modestos emprendimientos agrícolas hasta la industrialización ganadera, el asociativismo se presenta como una alternativa al modelo que ofrece el libre mercado.

Hay ya una decisión de reunir a entidades que tienen en marcha un sistema de logística y comercialización, para consolidarse como una prestación esencial hacia la masa de 28 millones de asociados a alguna cooperativa o mutual que hay en el país.

Un paso fundacional

La semana pasada se firmó el Convenio de Reciprocidad entre las mutuales de empleados de comercio de Rosario (AMECRO) y de Villa María (AMMA).

El acto tuvo presencias significativas. Además del titular del Grupo Gesta, Miguel Olaviaga, estuvieron Domingo Benso (Grupo Devoto) y representantes de los sindicatos de Aceiteros, Portuarios y Personal de la (ex) DGI. El INAES también participó a través de Nahum Mirad, miembro del Directorio.

El encuentro, aunque de carácter protocolar, estuvo cargado de significancias. A partir de rubricar este convenio, la intención de reunir instituciones de gran peso en la Economía Solidaria se va materializando con un potencial que, por el momento, parece no tener techo.

En Rosario, el gremio mercantil y su mutual poseen cuatro bocas de comercialización de alimentos. En el conjunto, ya son el primer comercio minorista de esa ciudad, desplazando a una de  las cadenas más poderosas  del supermercadismo en Argentina. Los precios de góndola de estas cuatro proveedurías están en promedio, un 30% por debajo de la media de otros comercios del sector lucrativo, además de incluir entre sus ofertas, productos elaborados por pymes locales y cooperativas.

Impulso desde el Estado

El INAES ha tomado estas iniciativas ya existentes, y se propone desde ahora provocar el encuentro y reunión de entidades que presten estos servicios.

La presencia de Nahum Mirad en Rosario, como represente del INAES, le da a esta iniciativa una señal clara de apoyo e impulso desde el organismo estatal.

Precisamente, el funcionario sostuvo un diálogo con Prensa con Opinión, que sirvió para explicitar el proyecto: “La idea es que las mutuales empiecen a confluir en una misma estrategia, es decir, una red que funcione de manera articulada. Eso es lo que estamos promoviendo, por ahora en la región centro del país, una de las zonas con más capacidad productiva. Nosotros podemos delinear un polígono geográfico de producción y abastecimiento que unan ruta 19 (Córdoba – Santa Fe), ruta 11 (Santa Fe – Rosario) y ruta 9 (Rosario – Villa María – Córdoba).

“Hoy ya existen experiencias en esta materia. Alrededor de unas treinta proveedurías, entre las que se cuentan las desarrolladas en el Grupo Devoto, cuyos precios de venta a sus asociados se han convertido en referencia regional; las iniciativas que se están desplegando en Santa Fe bajo el paraguas de la Federación de Mutuales Brigadier López; Gesta, en Villa María y las organizaciones de empleados de comercio de Rosario. Por eso era fundamental que estas dos últimas instituciones formalicen la alianza. La misión es juntar piezas que ya existen. Armando esta especie de red, se comparte logística, lugares de acopio para almacenar alimentos, estrategias de compra conjunta y se incorporan productos cooperativos y de pymes regionales, adoptando criterios similares y compartiendo experiencias”.

El funcionario confía en que de este modo, se empiece a resolver un modelo que a futuro pueda extenderse a otras regiones del país, no sólo con alimentos, sino con otros rubros. En este sentido, Mirad observa este fenómeno como un desafío posible cuando se pregunta “¿Qué actividades de la economía no están cooperativizadas y podrían serlo?”

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