En la continuidad de la entrevista mantenida por este portal de noticias con Alejandro Russo en su carácter de presidente de la Confederación Argentina de Mutualidades, el dirigente responde sobre el estado de situación del Informe Socio Económico, y temas vinculados a la expansión territorial del mutualismo y al desafío por un futuro recambio generacional en la dirigencia del movimiento. 

Ha pasado bastante tiempo desde que la CAM lanzó la iniciativa del Informe Socio Económico, lo que permitiría traducir en datos el aporte que hacen las entidades de base a la sociedad en su conjunto, ¿por dónde transita ese proceso en la actualidad? 

En estos momentos estamos en la etapa de carga de datos para determinar el valor agregado, es decir, saber qué le aportamos desde el sector a la comunidad, a cada pueblo, a los asociados y qué pagamos en materia tributaria, qué gastamos en servicios, qué aportamos a la masa salarial, a la fuerza de trabajo del país. Este es el tramo final, que es la más sustanciosa, y luego de eso podremos hacer una evaluación más científica. 

En el mapa del mutualismo se ve con mucha nitidez una concentración del sector en la región Centro del país, ¿qué puede hacer la CAM para fomentar la creación de entidades y aumentar la presencia cuantitativa del sector en otras geografías?

Vemos que hay distintas realidades en cada región del país que no sólo son geográficas. Es cierto que tenemos una concentración muy importante en la región centro. Pero, por ejemplo, la Patagonia tiene distancias muy grandes entre las poblaciones y eso hace que sea muy difícil una articulación entre las mutuales; no obstante es justo reconocer que en este último tiempo se están realizando acciones que pueden revertir esa situación. El Norte, por otra parte, no es ajeno a las inclemencias sociales y económicas que atraviesa esa región. Lo que tratamos de hacer desde CAM es un proceso de inducción; estamos convencidos que hay productos y servicios que se están aplicando en la región centro y que pueden ser replicados en el norte. Por ejemplo, proveedurías; para eso hicimos el manual específico para que otras entidades del país lo lean, sepan lo que se puede hacer y lo que no, ahorrar tiempo a veces perdido por errores que luego se traducen en mayores costos. Creo que este servicio se puede desarrollar con mayor capacitación, con la visión de generaciones jóvenes, y darle mayor impulso al desarrollo del mutualismo en todo el territorio argentino.

Pero también es fundamental que trabajemos codo a codo con los organismos locales y articular con las federaciones. Y también el delegado del INAES, que es un servidor público más, tiene que ponerse a disposición de las provincias con el mutualismo, el cooperativismo.

Usted recién hizo mención a una visión de dirigentes más jóvenes que facilitaría el desarrollo de nuevos servicios, sin embargo hasta el momento no se percibe un interés marcado por parte de nuevas generaciones para ocupar espacios dirigenciales, ¿cómo cree que se puede activar el interés en los jóvenes para participar activamente en las organizaciones?

Es la pregunta del millón. Creo que estamos pasando por un proceso de cambios en la juventud en general. Hoy se dividen por clase, se identifican con letras para cada nueva generación, algo que es motivo de estudio para los académicos. La juventud de hoy no es mejor ni peor, sino plenamente distinta. Desde nuestro sector debemos pensar permanentemente en cómo incentivamos, cómo estimulamos, qué le interesa al joven para que desde ese lugar se pueda interesar en participar en nuestro sector. 

Una línea que debemos seguir es la prédica de que el individualismo no puede funcionar, sí lo colectivo. Porque el individualismo provoca mayor inequidad en las poblaciones. Otra prédica es la implicancia que tiene la palabra compromiso. Tenemos que consustanciarlos con el movimiento mutual; una juventud sin compromiso es una juventud que no tiene un camino largo. En este sentido el cooperativismo ha avanzado mucho más que el mutualismo. La dirigencia actual cooperativista es la que se desprendió de una anterior juventud cooperativa. El mutualismo no cultivó esa capacidad dirigencial en los jóvenes. Lo está haciendo ahora y hasta el INAES está poniendo su mirada en ese segmento. También es cierto que hay diferencias entre las entidades del interior y las de las grandes urbes; aquí la relación de la juventud con las mutuales es más dispersa.

Creo que la juventud también debe tener una participación activa en la política, con objetivos plenos, tal como ha sido concebida la política, trabajando para la comunidad. Si una persona está trabajando para la sociedad, va de suyo que está haciendo política. Trabajar en política no es incompatible con el mutualismo, el cooperativismo o el sindicalismo. Eso es pensar en el prójimo, es ver cómo se puede mejorar la calidad de vida, cómo se desarrollan y cómo se desenvuelven.

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