Escribe Alberto Chichilnitzky (*)

Como no puede ser de otra manera, la proximidad del fin de año nos lleva a todas y todos a hacer “balances” del año que se está yendo en diversos aspectos de nuestras vidas. ¡Y cuánto más no los haremos en lo que hace a las cuestiones económicas! En este año, allá por el mes de febrero publiqué en esta columna un artículo llamado “Crecimiento e inflación” en donde les comentaba algunos datos de la economía nacional e internacional que consideré importantes a la hora de fijar la estrategia comercial de las entidades mutualistas para el corriente año.

Este artículo fue complementado por otro del mes de junio en donde abordé más en detalle la evolución de la inflación en el mundo post-pandemia con la novedad de la guerra en Ucrania, que trastocó los planes de todo el mundo. Así las cosas, me parece oportuno cerrar 2022 tocando los temas internacionales y nacionales de modo tal de contar con elementos para pensar cómo puede ser la evolución en 2023.

Uno de los fenómenos más impactantes que estamos viendo es el fuerte crecimiento de la inflación en los países centrales, que venían con una inflación moderada y que en virtud de la pandemia y luego de la guerra, creció a niveles alarmantes como podemos observar en el siguiente cuadro:

Llaman muy fuertemente la atención los valores de Alemania (el motor de Europa y con las tasas de inflación históricamente muy bajas), de Japón que habiendo pasado largos años con deflación llega a casi el 4 % interanual, algo impensable hasta hace muy poco tiempo.

Este crecimiento de los precios al consumidor se debe principalmente al fuerte aumento de los costos industriales por un lado y, éstos a su vez, además del aumento de los costos de producción propiamente dichos, vieron sumamente encarecidos los fletes internacionales, especialmente el marítimo con mayor aumento de los costos de amarre en los puertos, el aumento del combustible, entre otros factores determinantes.

Es así que hoy podemos observar los siguientes niveles de precios industriales:

Es notable el aumento en Alemania, pero también es de notar que, si bien la inflación minorista subió, el traslado a precios minoristas no lo hizo en igual proporción. También sorprende el nivel en el Reino Unido, con una situación económicamente compleja y con un futuro, a mi criterio, complicado por la concreción del Brexit, tema que impactará negativamente en su comercio exterior.

Como vemos el mundo está en llamas y la pregunta del millón que surge es ¿qué pasará entre nosotros que endémicamente tuvimos niveles de inflación elevados en este contexto?

Dura pregunta y difícil respuesta. Tenemos datos muy positivos tales como que la evolución del índice de producción industrial manufacturero que publicó el INDEC con datos a octubre del corriente año, expone una suba de 3,5% respecto a igual mes de 2021. En tanto que el acumulado enero-octubre de 2022 presenta un incremento de 5,7% respecto a igual período de 2021, lo que seguramente situará el crecimiento industrial alrededor del 5 %, siguiendo así la tendencia del Producto Interno Bruto y encontrando por primera vez en varios años, dos años seguidos de crecimiento.

El panorama sin embargo no es similar para todo el conglomerado industrial. Algunos sectores registraron bajas en octubre, aunque los sectores más dinámicos continuaron la senda del crecimiento, situación que se puede apreciar en el siguiente cuadro:

A su vez, la alta inflación ha ido deteriorando los ingresos de la población y esto se puede observar en la evolución de las ventas en supermercados y autoservicios mayoristas, que están marcando un freno al consumo que, a la fecha de emisión de la Encuesta de Supermercados y Autoservicios Mayoristas del INDEC en setiembre del corriente año, se ubicaba en una evolución interanual del 83.0 %. Esto se puede apreciar en el siguiente cuadro:

Ahora bien, la reciente publicación del IPC (índice de precios al consumidor de noviembre) ha mostrado por primera vez en varios meses un descenso importante situándose en el 4,9 % noviembre, con una evolución interanual del orden del 92,4 %; y acumulando en 11 meses de 2022 un 85,3 %.

Si observamos la evolución del índice por tipo de bienes tenemos el siguiente panorama:

El primer dato saliente es que dos de los bienes que tienen mucha influencia en la evolución del índice como alimentos y bebidas no alcohólicas (3,5 %) y prendas de vestir y calzado (4,5 %); han evolucionado por debajo del índice general. Otros como vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles registran un valor muy por encima del mismo.

El valor del IPC es una buena noticia morigerada frente a lo que históricamente es el mes de diciembre donde los valores suelen subir. En un escenario general en el que el BCRA continúa sumando reservas vía el tipo de cambio diferencial para la soja, desembolsos de los organismos internacionales, ampliación del swap (intercambio) de monedas con China y con la posibilidad de lograr un acuerdo similar con el Banco Central de Brasil; configurarían en principio un escenario de mayor tranquilidad cambiaria. Desde el lado del vaso medio vacío, tenemos el impacto de la sequía que no sólo influirá en la cosecha de diciembre, sino que seguramente provocará una menor siembra de la cosecha gruesa.

Como se puede apreciar fácilmente, el panorama no es sencillo. Si la evolución del IPC continúa en descenso o por lo menos estabilizándose en valores por debajo de los que hemos tenido este año, unido a un mayor fortalecimiento de las reservas, podremos esperar un 2023 con crecimiento por lo menos moderado del Producto Interno Bruto.

Y, como siempre, ligamos estas proyecciones con el rol que prestan las entidades del sector asistiendo crediticiamente a empresas e individuos a quienes los bancos no les prestan. Reiteramos entonces nuestro llamado a la prudencia a la hora de tomar decisiones sin que ello signifique una recomendación de no prestar, sino de analizar detenidamente la realidad económica de las regiones en las que las entidades desarrollan su actividad, apoyando a sus asociados, pero graduando el crédito para preservar el patrimonio de la entidad que es, en definitiva, de los asociados.

(*) Docente en la Diplomatura en Administración Financiera para Mutuales. Capacitador, auditor, asesor de entidades financieras y miembro de la Comisión Técnica de Financiamiento del INAES

 

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