Escribe: Alberto Chichilnitzky

En la situación económica actual de la Argentina, enmarcada en una inflación que no cede y se mantiene en valores elevados con el consiguiente deterioro del poder de compra de la población, me parece importante echar una mirada sobre la situación del ahorro y el crédito en estos momentos, pensando especialmente en los directivos que día a día deben tomar decisiones sobre la captación de ahorros y el otorgamiento de préstamos en este complejo escenario.

Empezaremos por el Sistema Financiero que, al cierre de diciembre de 2022 presenta estos valores:

Tal como se puede apreciar en el cuadro, el sistema presenta un valor de depósitos muy superior al de los préstamos. Para apreciar con mayor claridad este escenario, recurrimos al Informe Monetario Mensual del mes de febrero publicado recientemente por el BCRA, donde se puede leer que “los préstamos al sector privado medidos en términos reales y sin estacionalidad cayeron un 2,0 %, disminución que se verificó en todas las líneas de financiación”.

Esto significa que, medido en términos anuales, el Sistema Financiero Argentino presta en pesos al sector privado medidos en relación al PIB corriente el 6,1%, manteniendo así el triste récord de estar en el grupo de países que menos prestan en el mundo, no sólo comparado con los países más desarrollados (situados en valores superiores al 100 %), sino con otros países de Sudamérica como el Uruguay que en plena pandemia prestaba el 27,88 % en relación a su PIB. La caída continua de las asistencias crediticias puede apreciarse con claridad en el siguiente gráfico:

¿Qué pasa entretanto con los depósitos? Siguiendo la línea pautada en el acuerdo con el FMI, el BCRA mantiene tasas positivas de interés en las imposiciones a plazo fijo y, si bien en los 5 meses anteriores a la reciente suba el valor se mantuvo, ante la persistencia de la elevada tasa de inflación tomó la decisión, recientemente decidió subirlas.

Así la cosas, los depósitos a plazo fijo pese a haber experimentado una reducción durante el mes de febrero, continúan presentando niveles históricos elevados, manteniéndose en torno a los niveles máximos de las últimas décadas. Como porcentaje del PIB dichos depósitos se habrían ubicado en 7,3% en febrero.

La caída de estos valores se explica esencialmente porque las Prestadoras de Servicios Financieros (PSF) llevaron adelante una rotación en la composición de su cartera en favor de instrumentos remunerados de menor plazo. En cambio, las personas humanas, que operan mayormente en el segmento de menos de $ 20 millones, mantuvieron sus tenencias sin grandes cambios.

También es importante a la hora de analizar esta situación la utilización de los servicios financieros por parte de la población en general. Así podemos ver en el Informe de Inclusión Financiera publicado por el BCRA con corte al primer semestre de 2022 en qué situación nos encontramos.

De acuerdo con este informe, cuatro de cada cinco personas vivían en localidades con la más amplia gama de servicios financieros presenciales acorde a la variedad de tipos de puntos de acceso (PDA) instalados. La infraestructura física y digital alcanzó una cobertura significativa de la población donde, en la mayoría de las provincias, más del 80% de la población habitaba en localidades con PDA y conexión a Internet.

Por otra parte, en el primer semestre de 2022 1,3 millones de personas humanas accedieron a la titularidad de cuentas, a la que accede el 98,5% de la población adulta. Las localidades más pobladas tuvieron un predominio de personas titulares de ambas cuentas (bancarias y de pagos), mientras que en las menos pobladas primó la tenencia de sólo cuentas bancarias.

Un fenómeno que no debe pasar desapercibido para las Entidades de la Economía Social y Solidaria (EESS) es que, según este informe, los medios de pago electrónicos (MPE) continúan evolucionando en valores récords. En efecto, analizando las cifras vemos que “cada adulto efectuó, en promedio, 10,8 pagos mensuales por medios electrónicos, casi el doble de las operaciones realizadas en el mismo periodo de 2020”, esencialmente por dispositivos móviles y tarjetas de débito.

¿Cuál es el panorama de la inclusión financiera en relación a los préstamos? Mientras en el sistema financiero el crédito es claramente escaso, en el segmento de los proveedores no financieros de crédito se puede observar un crecimiento sostenido con un aumento importante en la cantidad de nuevas personas que han accedido a algún tipo de instrumento de crédito, con la particularidad de que los montos de asistencia y los saldos de crédito son menores que los que presenta el sistema financiero. Este fenómeno se puede apreciar también en el crédito a empresas MiPyMEs donde se exhibió una tendencia creciente tanto en cantidad de empresas como de saldo de financiamiento, situación que se refleja en el siguiente gráfico:

Un dato no menor es que una parte de los nuevos deudores no registraba financiamiento de EEFF, situación que se puede visualizar en el siguiente gráfico:

Finalmente, a la hora de analizar el panorama en conjunto, debemos prestar especial atención a la evolución del Producto Interno Bruto que, al cierre del año pasado continúa mostrando que el consumo interno en la Argentina es el principal motor del crecimiento, tal como se puede apreciar en el Cuadro de Oferta y Demanda que exponemos a continuación:

Donde podemos apreciar que entre el consumo privado y el consumo público se explica el 84,2 % del producto interno bruto de nuestro país.

Conclusiones

En primera instancia está claro que el Sistema Financiero continúa retrayendo la oferta de crédito debido fundamentalmente a que su principal cliente es el Estado Nacional, que le permite colocar los excedentes financieros en títulos que tienen una tasa positiva en relación a la inflación y que a la vez se utilizan en parte para cubrir las posiciones del efectivo mínimo exigido por las regulaciones prudenciales vigentes del BCRA.

Esto ha permitido (y a mi criterio esta situación continuará), un crecimiento de los proveedores no financieros de crédito en el mercado. En tal sentido las mutuales que captan fondos tienen la gran ventaja competitiva de que, aunque tengan que pagar algunos puntos más que los bancos para captar el ahorro a término, su costo de fondeo es sustantivamente menor y por lo tanto ello les permite poder ofrecer préstamos a tasas muy competitivas.

Las mutuales que operan con capital propio y tienen fondeo bancario, deberán adecuar sus niveles de tasas al punto en que les permita asistir a sus asociados en un nivel competitivo con el sector de las EESS, pero con la ventaja comparativa de que aún en niveles superiores a las que captan fondos, estarán por debajo de otros proveedores no financieros de crédito que ofrecen la asistencia a valores sensiblemente mayores (p.ej las Fintech).

Ahora bien ¿Todo es tan sencillo? No, tal como lo hemos visto en el panorama que hemos descripto en estas líneas, cada día más la población en general vuelca su operatoria en los medios electrónicos tanto de pago (tarjetas de débito, billeteras virtuales), como para obtener crédito (créditos inmediatos por las plataformas mobile), lo que obliga a las Entidades del sector a replantear o por lo menos repensar su infraestructura tecnológica y los servicios que le pueden brindar a sus asociados por los medios electrónicos, con claro impacto sobre sus procesos de negocio y de soporte que también necesitarán una revisión para poder operar en un marco de eficacia, eficiencia y control interno adecuados.

Finalmente, considero que los directivos deben monitorear muy de cerca la evolución de las tasas pasivas y las tasas activas procurando mantener un margen de intermediación financiera que le permitan a las Entidades del sector expandir sus actividades en un marco en el que se procure conservar y aumentar el patrimonio de las mismas.

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