Escribe: Sergio Lorenzatti (*)

Quizás sea el aspecto más importante de la gobernabilidad y del gobierno corporativo, porque son la aplicación práctica de los principios del buen gobierno en las mutuales. Pasa por la aplicación de los principios mutuales por parte del gobierno corporativo imbuido de los valores éticos.

Las mutuales trabajan para el desarrollo sostenible de su comunidad por medio de políticas aceptadas por sus miembros, y transitar por los valores de: ayuda mutua; responsabilidad; democracia; igualdad; equidad, y solidaridad.

A sus vez, estos valores   se logran  caminando sobre los pricipios éticos de: honestidad; transparencia; responsabilidad social, y preocupación por los demás.

Reuniendo todo este cuerpo de valores se conforma el eje central por el cual el gobierno corporativo, es decir las relaciones entre el comité ejecutivo, la gerencia, el consejo de administración, los asociados, tienen que transitar.

Integración

Es bueno tener presente lo que sucedió en el sector de la economía social. Y es de mucha ayuda la información del censo realizado por el INAES, allá por el 2006, donde observamos que el 70.7% de cooperativas y el 66,7% de mutuales no adherían a una federación.

Sin entrar a discurrir sobre las causas de estos porcentajes, podíamos decir que la falta de integración atentaba -como mínimo- contra uno de los principios de la economía social, con lo efectos que conlleva esta situación.

Hablar de la integración en la economía social es hablar de llevar a su máxima expresión la solidaridad. Es hablar de la economía de escala, de la reducción de costos operativos, de desarrollar los negocios de precio justo para la mayoría de la población, e incluso de tener capacidad de lobby.

¿Qué sucedió desde el 2006 hasta la fecha?: evidentemente con esta información se inició un proceso de concientización, a través de la cual, las dos partes, Estado y movimiento lograron -aun cuando no hay un nuevo censo- revertir los porcentajes. Hoy, por datos de CAM, el 80% de las mutuales se encuentran federadas y solo un 20% diría sin temor a equivocarme, quedan aisladas. El hecho más significativo es que de tres confederaciones que había en aquéllos tiempos, hoy están concentradas en dos, en donde CAM aglutina al 95% de las federaciones.

La importancia de revertir esa situación adversa radica nada más y nada menos, en haber entendido que las entidades de base o las de segundo grado, deben contar con una capacidad gremial de defensa del sector de una manera contundente y homogénea, poder peticionar a las autoridades con respaldo, con autoridad y con profesionalismo.

La adhesión a las federaciones o confederaciones significó tener un punto de partida para generar procesos de mayor profundización de la integración, como el autocontrol, y empezar a pensar en la integración económica. Pero por sobre todas las cosas el haber logrado el alto grado de entendimiento de la masa de dirigentes, quienes confluyeron en la idea que integrarse es una necesidad para consolidar sus instituciones de manera global.

Serán entonces los mismos pares quienes debatan sobre cuáles son las entidades que están haciendo las cosas como corresponden; serán sus mismos pares sin mediar orden alguna quienes saldrán a socorrer en caso de necesidad y serán los propios pares quienes creen el código del buen gobierno del sistema. Y hasta quizás, con el correr del tiempo, se pueda transformar en una supervisión delegada, lo que sería positivo para el sistema. Hoy, en todos los rubros de la economía, se establece que un buen gobierno corporativo genera una manera eficaz de aplicar los recursos.

(*) Abogado; docente; ex subsecretario de Cooperativas y Mutuales de la provincia de Córdoba.

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