Hace mucho tiempo que Corral de Bustos dejó de ser pueblo. Si bien sus orígenes se remontan a finales del siglo 19, la comunidad le dio una dinámica en el correr de las décadas posteriores, que abrió paso a la que hoy es una próspera ciudad del sudeste cordobés.
Mucho tuvo que ver en esa transformación la creación de un club, donde los pobladores pudiesen practicar deportes recreativos y a la vez ofreciera contención social. Ese fue el propósito primario del Sporting, desde su acta fundacional en 1917. De ahí en más, todo fue crecimiento.
Los procesos de consolidación suelen derivar en mayores demandas; y las instituciones buscan la forma de satisfacerlas. En los últimos años de la década de 1960, surgió como iniciativa el desarrollo de una rifa con sorteos de automóviles cero kilómetro. El producto fue un éxito que trascendió fronteras, y los dividendos que obtuvo el club, muy auspiciosos.
Los resultados de esa experiencia, hicieron pensar a los directivos de ese tiempo en que debían generarse actividades con rendimiento económico, que asegure las inversiones en la entidad deportiva. El resultado de las deliberaciones concluyó en la reconversión del club a la figura mutual.
“Fue en 1972 cuando los directivos tomaron la decisión de cambiar la figura jurídica de la institución; bastante antes al auge del mutualismo en la región”, evoca Martín Muñiz, actual gerente de la Mutual Sporting Club.
“Ya el club tenía un desarrollo social muy importante, y con la organización de la Gran Rifa de los Torino, se entendió que había que armar una estructura de negocios para el afianzamiento y la expansión de las prestaciones del club.
“No hay que olvidar que el interior se pobló esencialmente con inmigrantes europeos, quienes venían con el conocimiento de las sociedades de socorros mutuos; y ese concepto se trasladó a sus descendientes. Por lo tanto, la mutualidad no era un concepto ajeno para ellos, además que es una figura jurídica que permite generar fondos para cumplir con un rol social”.
Muñiz sigue trazando en una línea de tiempo los principales hitos a partir de la reconversión: “Al transferir el patrimonio del club a la mutual, el primer servicio que se prestó fue el deportivo. Pero inmediatamente se empezó a trabajar en la cobertura a otras necesidades de la comunidad. Entonces se detectó una carencia en la atención educativa en ciertos segmentos de la población. Así que, ya como mutual, se empieza a edificar dentro de las instalaciones del club, un edificio escolar, a donde se afincan dos establecimientos educativos, uno especial para niñas y niños con discapacidad, y otro destinado al secundario para adultos. De este modo, el Sporting comenzó a ampliar su responsabilidad social ante la población.
“Luego vinieron otros servicios que aseguraban la generación de recursos, el de ayuda económica y el de turismo, incluso habiendo cumplimentado los requisitos para obtener matrícula de agencia”.
Recorrer las instalaciones del Sporting Club Mutual es presenciar una intensa actividad social. En cada espacio hay personas ocupadas en alguna práctica deportiva, otras entrando y saliendo de las escuelas, o en un ensayo artístico en la impecable sala de cine y teatro, o consultando y tal vez comprando un paquete turístico, o simplemente pasando un momento compartido de solaz en el predio.
El servicio pionero, el deportivo, hoy ofrece 17 disciplinas que practican casi mil asociados, sin contar a quienes usan las piletas en temporada de verano. La señorial sala para espectáculos ubicada en pleno centro urbano de Corral de Bustos, es un lugar de atracción para los pobladores de esta y otras localidades cercanas que disfrutan de cine, teatro y eventos musicales de jerarquía.
También el trabajo conjunto con otras instituciones locales coadyuva a mejorar la calidad de vida de los vecinos. Se unieron esfuerzos y recursos junto a la otra mutual de la ciudad -La Corralense-, para hacerse cargo entre ambas entidades de la gestión del servicio de gas natural.
La política llevada adelante por la dirigencia ha estimulado la creación de subcomisiones que atienden necesidades puntuales de cada actividad que se desarrolla en la entidad. Son 130 asociados quienes ponen ideas, tiempo y trabajo para aumentar y mejorar prestaciones. Es razonable pensar que esta tarea comunitaria inspira sentido de pertenencia. Son como pequeñas organizaciones de ayuda mutua dentro de la organización mayor.
Hace más de medio siglo que el centenario club se transformó en mutual. Aún frente a las evidencias, Martín Muñiz ratifica el acierto de aquella decisión: “Convertirse en mutual fue totalmente favorable para el club, y por la tanto para la gente. El nivel y la envergadura de las obras emprendidas a partir de los años ’70, por ejemplo, la pileta olímpica, el gimnasio, el estadio de fútbol, difícilmente se hubiesen podido hacer por fuera de la figura mutual. Los principios de este movimiento permiten que las entidades seamos una empresa social, que tiene que gestionar negocios cuyos excedentes se vuelquen al beneficio de la comunidad. Lo que el mutualismo nos da, nos permite perdurar y crecer sin techo”.