La muerte de Francisco es una noticia que conmociona y se pone por encima de los credos y simpatías o antipatías que su figura haya producido en los individuos.
El ejercicio de su rol como Sumo Pontífice lo ubicó rápidamente como un líder que, como tal, sabía que sus palabras, sus ideas manifestadas y sus gestos, podrían tener variadas lecturas, pero indudables definiciones.
No eludió casi ningún tema; por el contrario, los abordó con claridad, a sabiendas que sus expresiones generarían impacto. Sus preocupaciones surgían bajo las premisas que su pensamiento le indicaban: la equidad; la justicia social; la lucha contra la pobreza; la cercanía con los más desprotegidos; las advertencias sobre los efectos devastadores de las finanzas especulativas sobre las comunidades, en fin, la necesidad de pensar en el otro.
Por eso no era extraño su conocimiento y cercanía con las formas asociativas organizadas, y su creencia en la fortaleza del sistema como real alternativa para el desarrollo humano integral, con plena inserción social.
Este es un oportuno momento para recordar algunos de los conceptos que Francisco dedicó al mundo de la economía solidaria. Si bien lo hizo en muchas ocasiones y ante diversos interlocutores, seleccionamos párrafos de dos de sus mensajes pronunciados ante la Confederación de Cooperativas Italianas, que aun habiéndose producido algunos años atrás, su relectura permite corroborar la vigencia de esos testimonios, además de conservarlos como guía para el futuro inmediato del sector.
“Si la economía cooperativa desea cumplir una función social fuerte, si quiere ser un agente del futuro para una nación y para cada comunidad local, debe perseguir objetivos claros y transparentes. Debe promover una economía de honestidad, una economía de curación del mal traicionero de la economía global. Una economía real promovida por las personas que tienen en su corazón y en sus mentes solo el bien común.
“Cuando el dinero se pone al servicio de la vida, puede ser administrado de una manera correcta por la cooperativa, si es una cooperativa auténtica y verdadera, donde el capital no gobierne las personas, sino que las personas gobiernan el capital” (28 de febrero de 2015).
“Mientras la empresa capitalista apunta principalmente al beneficio, la empresa cooperativa tiene como objetivo principal la satisfacción equilibrada y proporcional de las necesidades sociales. Ciertamente, la cooperativa también debe apuntar a producir ganancias, a ser efectiva y eficiente en su actividad económica, pero todo esto sin perder de vista la solidaridad mutua.
“Nuestro mundo está enfermo de soledad ―lo sabemos todos―, por eso necesita iniciativas que permitan enfrentar junto con otros lo que la vida impone. Caminando y trabajando juntos experimentamos el gran milagro de la esperanza: todo parece posible otra vez. En este sentido, la cooperación es una forma de concretar la esperanza en la vida de las personas.
“Cooperar es un estilo de vida. ‘Yo vivo, pero solo, hago lo que me toca y sigo adelante…’. Es un modo de vivir, un estilo de vida. El otro, en cambio es: ‘Yo vivo con los demás, en cooperación’. Es otro estilo de vida, y nosotros elegimos este” (16 de marzo de 2019).