Culminó en Murcia el Seminario Internacional sobre Innovación y Gestión con Inteligencia Artificial.

En plena Semana Europea de la Economía Social, la ciudad de española se transformó en epicentro del debate sobre innovación, cooperación y propósito.

El trayecto formativo reunió a referentes del sector público, privado y social para explorar cómo la inteligencia artificial puede incorporarse de manera ética y colaborativa. Hubo una alta participación argentina, a partir del involucramiento del IECAM, el espacio de formación profesional de la CAM.

Este seminario incluyó paneles, laboratorios de soluciones y presentaciones sobre la aplicación de la IA en distintos ámbitos. Durante cinco días, la ciudad fue sede de debates, galas, visitas institucionales y encuentros de redes del sector, consolidando su rol como anfitriona clave en este movimiento.

Además, Murcia fue designada como Capital Española de la Economía Social 2025, lo que refuerza su lugar estratégico para visibilizar el potencial de este modelo como motor de transformación en Europa y América Latina.

Una de las Mesas de Diálogo que se desarrolló en este marco, dio lugar a organizaciones que ya transforman sus territorios desde la economía social: mutuales, cooperativas, asociaciones y entidades que producen, cuidan, vinculan y emprenden con propósito.

Preguntas que abrieron horizontes

¿Qué desafíos culturales, organizacionales o sectoriales se necesitan abordar para empezar a trabajar con inteligencia artificial en las organizaciones, cooperativas o mutuales?

Esta pregunta permitió identificar resistencias, falta de formación y necesidad de visión compartida.

¿Qué transformaciones sociales y territoriales se pueden alcanzar al incorporar la IA de forma ética, situada y colaborativa en las acciones y proyectos?

Un llamado a imaginar la IA no como imposición tecnológica, sino como herramienta para potenciar lo comunitario.

Como conclusión, la Mesa cerró con algunas definiciones, de las que se desprendieron también propuestas para ejercer. Así se pronunciaron al final del cónclave: “La economía social nació para poner a las personas en el centro, y ahora nos toca poner también la tecnología al servicio de ese propósito”. Y, como segunda premisa: “No se trata de automatizar por automatizar, sino de un aprendizaje conjunto, experimentar y construir redes que amplifiquen el impacto de lo que ya hacemos bien. La innovación tiene sentido cuando está al servicio de lo humano, lo cooperativo y lo territorial”.