En este edifico iba a funcionar la nueva universidad

Se conoció esta semana la resolución 45/2024 del Ministerio de Capital Humano, por el que ordena detener el inicio de la actividad académica en las cinco universidades nacionales creadas por ley el año pasado.

El instrumento, que lleva la firma de Sandra Pettovello, dispone iniciar un proceso de revisión de la creación de esas universidades y cesantear a todos los rectores designados oportunamente.

Hay que recordar que la creación de las unidades académicas son el corolario de un largo proceso -de muchos años- en el cual se involucran diversos sectores de las comunidades, que se someten a extensos debates en comisiones legislativas, hasta que finalmente son tratadas en recinto como proyecto de ley que, en este caso, se aprobaron mayoritariamente en ambas cámaras.

En pocas palabras, la resolución del ministerio que atiende cuestiones sociales, de trabajo, y de educación, disolvió cinco leyes y suspendió el inicio de las actividades universitarias.

Una de ellas, es la de Río Tercero, en Córdoba. El impulso a esta casa de estudios nació hace más de diez años, a través de la Fundación Universidad Regional Río Tercero (FURRT), la entidad educativa que surgió desde la Mutual de Empleados Municipales de esa ciudad y del gremio que los representa. Con el tiempo intervinieron otros actores en el proceso, pero una vez sancionada la ley 27.730 que ordenó la creación de esta universidad, el primer convenio que firmaron las nuevas autoridades académicas fue precisamente con la FURRT. A través de ese acuerdo, la institución asociativa puso toda su infraestructura edilicia, mobiliaria y tecnológica para ser la sede donde funcionaría la nueva casa de estudios. Y sin que la entidad perciba ningún canon; es decir, la universidad tendría su espacio sin costo.

Ante este escenario, Prensa con Opinión convocó al dirigente Héctor Guidobaldi, presidente de la fundación y ex titular de la mutual de municipales de Río Tercero, para que exprese su análisis sobre la situación, como uno de los promotores más activos que tuvo el proyecto.

“Me cayó como un balde de agua fría cuando me enteré -fue lo primero que dijo Guidobaldi-. Fue un proyecto que demandó muchos años, y si bien la creación de una universidad era una reparación histórica, había otros factores; la universidad se crea por lo que significa Río Tercero. Desde la creación, ya se habían generado acuerdos con empresas importantes y con cooperativas de la zona que iban a hacer sus aportes económicos a la universidad, por ejemplo, Atanor. ¿Por qué? Porque estaban interesadas en que se dictasen tecnicaturas o licenciaturas cuya práctica estuviese relacionada con su actividad. Fue un trabajo muy intenso en sesenta días.

“Desde nuestra óptica lo veíamos con una muy buena salida, porque el costo de enviar a un hijo de un trabajador a Córdoba, Villa María o Río Cuarto es muy alto. Esto permitía que los jóvenes puedan hacer estudios superiores en su localidad, permaneciendo en su lugar de residencia.

“Hubo mucha gente que trabajó para esto. Más allá del disparador que pudo ser la FURRT, luego se involucró el municipio y otros actores, que lograron lo que políticamente quizás nosotros no podíamos abarcar.

“Entonces, teníamos la ley, el lugar donde funcionar, el apoyo del municipio y de instituciones productivas de la región, y el fuerte acompañamiento de la ciudadanía, no sólo de Río Tercero, sino también de localidades vecinas.

“Creo que esta medida se tomó a las apuradas y bajo un contexto político determinado, pero sin el debido análisis.

“Cuando nació la fundación, y decidimos hacer el edificio, pusimos todos los recursos para facilitar la instalación de una universidad; creíamos que era posible concretar el proyecto, porque teníamos con qué. Desde la sanción de la ley, nos pusimos a entera y desinteresada disposición; era una misión de compromiso, tal como lo asumimos desde las organizaciones de economía solidaria.

“Creo que hay que buscar los canales de diálogo para ver cómo se sale de esta situación; aunque sé que es difícil porque el gobierno no tiende esos puentes de comunicación. Aunque la situación general es delicada, no me parece bueno dejar de invertir recursos destinados a la educación”.

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