A punto de culminar el periodo de la cosecha de uva, la Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas expuso el valor del Fondo Uno, el crédito de mutuales con ayuda económica que volcaron al sector productivo de la Economía Solidaria, en este caso para financiar la vendimia. El proceso de la cosecha insume el 40% de todo el costo operativo.

Pablo Blas, gerente de la Unidad de Desarrollo Estratégico de Cooperativas de FECOVITA, concedió una entrevista a este portal, en la que brindó un panorama sobre la situación de la producción y comercialización, y ratificó que los repagos del Fondo, están garantizados con ventas ya efectuadas en el pasado mes de enero a la cartera de clientes externos más importante de la Federación.

“En 2019 –relata Blas- comenzamos a explorar alternativas de financiamiento para capital de trabajo por fuera del sistema bancario, fundamentalmente por las altas tasas de interés que regían en el sistema. En este sentido, la aparición del Fondo Uno, a partir de la articulación entre varios actores intervinientes, fue muy oportuna además de muy rápida. Nosotros a mediados de febrero ya canalizamos esos recursos que fueron distribuidos entre los productores”.

El dirigente explicó el funcionamiento de esta etapa del proceso a donde fueron volcados los fondos del crédito, a modo de entender la demanda del volumen de dinero en efectivo que se necesita: ”Por cada tacho de uva que trae el cosechero, se le da una ficha cuyo valor va desde los 15 y hasta los 60 pesos, dependiendo de la variedad de la uva. Todos los viernes, el productor le debe pagar con dinero en efectivo por todas las fichas acumuladas en la semana por el recolector. Así, los jueves FECOVITA transfiere a la cooperativa el monto de dinero estimado para esos pagos; la cooperativa lo traslada a los productores miembros para que éstos abonen en efectivo la cantidad de fichas conseguidas por los cosecheros, además de los fletes a la bodega. Entonces, frente la necesidad de contar con una masa de dinero en efectivo todas las semanas, y ante las demoras de los aportes oficiales, el crédito mutual resultó no sólo muy oportuno, sino eficaz por la rapidez con que se gestionó. El Fondo vino a dar una solución y fue un alivio para encarar el proceso de la vendimia, cuando el productor debe enfrentar pagos en tiempo y forma”.

Aunque la pandemia por COVID-19 tajo inevitablemente problemas de restricciones en la comercialización -algunas muy severas-, la exportación a China se está normalizando, recuperando los volúmenes habituales. En lo que hace al mercado interno, FECOVITA sigue contando con más de dos mil Pymes que distribuyen los productos en todo el territorio nacional.

Aún con las dificultades que trajo la emergencia global, Pablo Blas reafirmó la certeza en la devolución del crédito mutual: “El repago de ese fondo está garantizado por la comercialización externa del mosto, y esas ventas ya se produjeron en el mes de enero pasado, con facturas certificadas en los bancos intervinientes. Tenemos venta de mosto por 15 millones de dólares anuales, a clientes como Nestlé y Coca Cola, que en Norteamérica, con nuestro mosto fabrican jugos naturales premium. Le dimos a este Fondo un grado de riesgo prácticamente nulo, poniendo la cartera más importante y segura que tenemos, y con ventas ya efectuadas. Además, tenemos la trazabilidad de esos recursos, con un sistema de control propio”.

FECOVITA congrega a través de sus cooperativas afiliadas, a más de cinco mil pequeños productores que encontraron en el asociativismo la forma de canalizar su trabajo. Ninguno de ellos tiene más de siete hectáreas, situación que los llevaría a quedar marginados del sistema lucrativo. Hoy, la Federación de Cooperativas Vitivinícolas, representa el 15% de la producción total de vinos en el país, con una facturación de 15 mil millones de pesos al año.

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