Escribe: Luis Gisbert (*)

Como profesional de Ciencias Económicas no me quedan dudas que las organizaciones surgen para responder a una necesidad concreta de la sociedad, en un tiempo y espacio determinado, para lo cual es necesaria la participación e involucramiento de las personas, de otras entidades y actores que cooperen para lograr el objetivo final de la organización. Es así que, esta premisa es más posible de alcanzar y se cristaliza por la ayuda mutua.

En mi experiencia en el campo del mutualismo y de entidades civiles, el camino recorrido me ayudó a ver y reconocer las virtudes y bondades de la participación en forma mancomunada. Quienes encontramos en el mutualismo una figura virtuosa para dar respuestas rápidas a las necesidades de grupos de personas, también aprendimos de aspectos que hacen a su naturaleza: democrático, abierto, libre de discriminaciones, con apego a las normas, con capacidad de autocontrol y de integración articulada con otras organizaciones.

El movimiento mutual, absolutamente consolidado, viene transitando en los últimos años un proceso desde donde se alienta la sinergia, a partir de las potencialidades que ofrecen cada una de las entidades con sus diversas tipologías.

Este escenario de apertura nos puso a los dirigentes en la tarea de explorar otros territorios de asociativismo y participar incluso activamente en cooperativas, fundaciones, clubes, gremios y centros vecinales, como también en entidades deontológicas. Es el caso del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Córdoba, que no sólo tiene por objetivo el aspecto legal del ejercicio de la profesión, controlando la matrícula, sino que el  mismo fue ampliado, llegando a brindar principalmente prestaciones médico asistenciales, gracias a la visión y sabiduría de viejos y destacados dirigentes, ya que en su  momento no existían las prepagas.

La convicción sobre el potencial de la ayuda mutua y  la solidaridad en las organizaciones, me impulsan a poner en servicio mis conocimientos y experiencia. Por mi pertenencia profesional como contador público, un grupo de colegas hoy me honran con el encabezamiento de una lista para competir en la puja electoral que se concretará el próximo 8 de abril en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la provincia de Córdoba.

El hecho en sí mismo puede ser ajeno al movimiento mutual al que pertenezco, pero precisamente esa mención es lo que me hace reflexionar sobre la importancia del sector. El mutualismo es uno de los ejes de la Economía Solidaria, sobre el que orbitan muchas otras entidades que brindan bienes y  servicios a distintos grupos de personas.

Quienes tenemos responsabilidades ejecutivas o de dirigencia en las organizaciones mutuales, como en cualquier otra, deberíamos poner en marcha mecanismos que procuren lograr el objetivo por el cual fue creada.  La misión que nos toque, en cualquier tipo de entidad, debemos asumirla con absoluta responsabilidad, idoneidad y administradores de bienes comunes, tratando de generar posibilidades que mejoren la calidad de vida de las personas, en especial de los beneficiarios de la organización porque, al fin y al cabo, de eso se trata.

(*) Asesor y Auditor Externo de la Mutual Profesionales del Hospital Italiano

                                  

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