Escribe Alberto Chichilnitzky

Es para mí un verdadero gusto retomar el contacto con ustedes a partir de esta columna en la que procuro tratar temas de interés para el sector de las EESS y difundir datos de los organismos públicos que considero son una gran ayuda para que los consejeros tomen en cuenta a la hora tomar decisiones.

En esta oportunidad me voy a referir a la reciente publicación del Informe de Inclusión Financiera del BCRA al cierre de diciembre de 2022. Este informe contiene una serie de datos que hacen al comportamiento de los usuarios de servicios financieros en el denominado Sistema Financiero Ampliado (SFA) conformado por las Entidades Financieras, los Proveedores de Crédito no Financieros y los Proveedores de Servicios de Pago por Plataformas.

Cuando el BCRA habla de inclusión financiera está haciendo alusión a que todas las personas puedan tener acceso y hacer uso de servicios financieros de calidad, prestados de manera responsable y sostenible. Para monitorear el avance de la inclusión financiera, el BCRA realiza un seguimiento de las variables que la integran. Las métricas relevadas son desagregadas por género, edad y ubicación geográfica.

El primer dato a tener en cuenta es que los puntos de acceso a servicios financieros (PDA) registraron un aumento de 4,8% entre diciembre 2021 y diciembre 2022 y mantuvieron en 92,5% el porcentaje de la población adulta que vive en localidades con PDA. A su vez la tenencia de cuentas tanto dentro como fuera del sistema financiero se continúa expandiendo, pudiéndose observar el siguiente panorama:

Aquí se puede observar que la tenencia de cuentas conjuntas, aún con diferencias entre las regiones, continúa creciendo; es más, la cantidad de personas humanas (PH) que poseía al menos una cuenta se ubicó en 35,1 millones a diciembre de 2022, lo que representó el 99,3% de la población adulta.

También resulta interesante observar las características de los tenedores de cuentas bancarias y de pago. Previo a la pandemia la tenencia conjunta de cuentas comprendía al 8,5% de la población adulta. Posteriormente ante la necesidad de realizar transacciones de manera remota, las PH con ambas cuentas experimentaron un crecimiento significativo y, en la actualidad, se encuentran en valores superiores o cercanos al 50% de la población adulta, tanto a nivel nacional como regional. Es muy importante conocer la composición de los usuarios por franja etaria dado que con este dato las entidades podrán direccionar las acciones comerciales con mayor precisión según sea la franja etaria de los mismos:

Este crecimiento se verifica en todas las localidades, o sea que es un fenómeno transversal que puede verse perjudicado en algún punto en aquellas localidades de menor población o de mayores dificultades de conectividad. Sin perjuicio de ello, podemos observar el siguiente panorama:

Pasando a la evolución de los créditos vemos que la cantidad de personas humanas (PH) con financiamiento en el sistema financiero ampliado (SFA) alcanzó 19,3 millones en diciembre de 2022, lo cual implica que 54,5% de la población adulta tenía al menos un financiamiento lo cual refleja un aumento neto de 1,6 millones de personas con relación a diciembre de 2021 (3,8 p.p.), consolidando dos años de crecimiento sostenido.

Como contrapartida observamos también que los tomadores crecen, pero los saldos adeudados bajan debido a que los prestamistas procuran minimizar el riesgo de crédito mediante el otorgamiento de préstamos de menor monto a plazos más cortos:

Esta situación se puede apreciar con mayor grado de detalle en el siguiente cuadro:

De la lectura de estos cuadros se infiere que las personas humanas que cuentan con un salario (cuenta sueldo) registran un saldo promedio por deudor que duplica el de aquellos deudores que tienen un trabajo independiente (es decir, no registran cuenta sueldo). De esta forma, si bien las PH que no cuentan con trabajo registrado tienen acceso a financiamiento, lo hacen por montos considerablemente menores. Asimismo, la evolución del número de personas con financiamiento de los 3 grupos muestra que la reducción del saldo de financiamiento se explica por la contracción de la deuda de todos los tipos de personas que perciben ingresos y no por un tipo de persona en particular.

Creo que los Directivos de las Entidades deben tomar en cuenta estos datos tanto en lo que hace a la evolución de la demanda de los servicios financieros por parte de la población y, fundamentalmente a la rápida expansión que están teniendo las plataformas de pago y los proveedores no financieros de crédito que ofrecen asistencias por medios electrónicos.

Si bien cuanto más nos vamos al interior profundo de nuestro país las mutuales y cooperativas siguen teniendo una inserción muy fuerte en el territorio, no debe pasar desapercibido que la competencia por medios electrónicos es cada día mayor y, de acuerdo con lo que venimos observando, no  se trata de abordar a posibles clientes que presenten una o más situaciones irregulares en las centrales de riesgo, sino que las fintech están encarando también a los clientes de segmentos de ingresos medios y medios bajos con buena calificación bancaria, lo cual obliga, como mínimo, a pensar nuevas estrategias para defender nuestro mercado.

 

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